Pasaron dos días a la deriva temiendo por su vida, ahora están listos para volver al mar.
Aferrados a sus teléfonos celulares y a unas bolsas de galletas, un grupo de cuatro pescadores vivió horas de angustia esperando morir en altamar luego de que los efectos del huracán Milton arrastraran el barco en el que se encontraban y los dejaran completamente incomunicados.
Los vientos eran tan fuertes que reventaron todos los cristales de ‘Neldy’, la embarcación en la que salieron a pescar mero desde el pasado sábado 5 de octubre. No había esperanza, por sus mentes pasó que nunca más volverían a abrazar a sus familias y que el mar se convertiría en su tumba. Pero lo que consideran un milagro ocurrió y ahora celebran una nueva oportunidad.
Fotos: La Jornada Maya
“Nosotros sólo salimos a buscar el sustento de la casa, como siempre. Sí estábamos conscientes de que venía un mal tiempo, pero no los días que íbamos a estar fuera, nos fuimos el sábado y teníamos planeado regresar el lunes en la mañana, antes de que llegara el huracán. Calculamos mal y no pudimos llegar a la costa, jamás habíamos pasado unos vientos así, era algo asombroso”, compartió Cristian de Jesús Chi Poot, uno de los sobrevivientes en entrevista con La Jornada Maya.
El joven pescador de apenas 26 años recuerda que al perder los sistemas de ubicación y quedarse sin comunicación, él y sus compañeros Guillermo, Sergio y Sharbey esperaron lo peor. Fueron dos días a la deriva en los que sólo les quedó ponerse los chalecos salvavidas, resguardar sus teléfonos celulares en una bolsa de plástico y aferrarse a la poca comida y bebida que tenían: unas galletas y unos refrescos.
Cuando la suerte les sonrió y su chip de ubicación volvió a activarse, los jóvenes confirmaron que habían sobrevivido a un huracán categoría 5 considerado uno de los más potentes de los últimos años.
“Fue un momento de felicidad, sentimos un gran alivio porque volvimos a nacer y ahora pienso que Dios nos dio una oportunidad más por algo, que tenemos que echarle muchas ganas y salir adelante”, dice Cristian.
El pescador agradece que sus compañeros pescadores rastrearan su ubicación y acudieran a su rescate. Asegura que todo el reconocimiento debe ser para los tripulantes de Tepakán III, quienes le salvaron la vida.
“No fue la Marina, fueron nuestros amigos. Aquí sólo hay que agradecerle a Dios y a nuestros compañeros”.
Los cuatro pescadores, todos ellos menores de 30 años, reconocen que fue una experiencia extrema, pero asimilan este momento como “gajes del oficio” y no temen volver al mar, de hecho, esperan que eso pase pronto porque la pesca es el único sustento de sus familias.
“Cuando estábamos a la deriva yo sólo pensaba en luchar para sobrevivir por mi mujer y mi hija porque ellas dependen de mí”, comparte Sergio Márquez, pescador de 27 años originario de Tabasco.
¿Le tienes miedo al mar?, se les cuestiona a ambos pescadores y la respuesta es la misma: No.
“Esto que nos pasó le pudo pasar a cualquiera, son riesgos que corremos los pescadores, son los gajes del oficio y en el mar es donde conseguimos para comer, es donde sacamos el sustento para nuestras familias”, dice Cristian.
“Esto es a lo que nos dedicamos, el mar si se respeta es bueno y no nos queda de otra que seguir navegando porque es de donde sale para la comida porque aquí no hay más que la pesca”, comentó Sergio.
Ahora, esperan regresar pronto a su labor de pesca, aunque se encuentran en una nueva incertidumbre: saber si el dueño del barco regresará pronto al mar o si tendrán alguna oferta laboral en otros barcos. En tanto, temen que, a pesar de ser considerados unos héroes en su comunidad, no tengan oportunidad de llevar el alimento a casa.
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