Las autoridades todavía desconocen el alcance de la devastación de ‘Milton’ y ‘Helene’.
En cuanto los vecinos del complejo residencial de Bahia Vista Gulf terminaron de limpiar tras el huracán Helene, se encontraron de nuevo con la misma enorme tarea por los nuevos daños provocados por el huracán Milton.
Las viviendas en primera línea de playa se habían reducido a la estructura, recibido tratamiento y secado tras el huracán Helene, y los montones de arena arrastrados desde la playa se habían retirado. Menos de dos semanas después, el huracán Milton arremetió y deshizo todos los avances.
“Tienen que empezar todo el proceso de nuevo, limpiar, sanear, traer equipamiento para secar, dejarlo todo seco y preparado para renovar”, se lamentó Bill O’Connell, miembro de la junta en el complejo en Venice, a una hora de carretera al sur de Tampa. El segundo huracán “volvió a meter toda la arena en nuestra propiedad”.
Algunos residentes veteranos de Florida se han acostumbrado al ciclo anual de tormentas, que puede destruir y trastocar vidas en un estado conocido principalmente por su clima agradable, el sol y las playas.
“Es el precio por vivir en el paraíso”, dijo O’Connell. “Si uno quiere vivir aquí con esta vista, hermosos atardeceres, poder salir en su bote, disfrutar de lo que ofrece Florida, uno tiene que estar dispuesto a aceptar que van a llegar estas tormentas”.
Aún se desconoce el alcance de la devastación dejada por las dos tormentas consecutivas, mientras parte del estado asimila el inusual golpe de dos huracanes tan próximos. Muchos residentes, algunos de los cuales regresaban a casa tras evacuar, pasaron buena parte del sábado buscando combustible, que escaseaba en el estado.
El presidente Joe Biden llegó el domingo a la Base de la Fuerza Aérea MacDill en Tampa para inspeccionar la devastación infligida en la costa del Golfo de Florida. Planeaba hacer un recorrido aéreo de los daños desde Tampa hasta St. Petersburg.
Su comentario