En el lado poniente de la ciudad, fue localizado el cuerpo sin vida de un recién nacido, abandonado dentro de una bolsa de plástico negra como si fuera un simple desecho, como si su existencia no hubiese importado.
Fue un elemento de la Policía Auxiliar quien, durante su recorrido habitual cerca del Fraccionamiento Bosques de Comitán, se topó con dos bolsas sospechosas. Jamás imaginó que dentro hallaría los restos de una vida que apenas comenzaba. Un bebé, sin nombre, sin voz, sin historia… y, aún así, conmoviendo a todos con su trágico final.
La escena rápidamente se llenó de patrullas, cintas amarillas y peritos forenses. La Fiscalía de Distrito tomó el control del área y comenzó las diligencias correspondientes. Mientras tanto, la noticia se regaba entre los vecinos, quienes no daban crédito a lo ocurrido.
Según el primer informe oficial, el pequeño había sido dejado ahí solo unos minutos antes de su hallazgo. Su cuerpecito fue levantado y trasladado al Servicio Médico Forense, donde se le practicaría la necropsia para conocer las causas exactas de su muerte. Al mismo tiempo, una carpeta de investigación fue abierta para intentar identificar y localizar a los responsables de este acto atroz.
No se trata solo de un delito, se trata de una herida social que arde. Es imposible no imaginar lo que pudo ser: su primera sonrisa, la voz tierna llamando a mamá o papá. Todo fue silenciado antes de comenzar, enterrado entre plástico.
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