Como líder supremo de la Iglesia católica y jefe de Estado del Vaticano, el papa Francisco desempeñó una serie de funciones desde que inició su cargo en 2013, destacándose en acciones de liderazgo, visitas internacionales, adoctrinamiento y promoción de la paz y la justicia.
De nombre secular Jorge Mario Bergoglio, el Obispo de Roma aclaró esta duda en el documental Amén: Francisco Responde, disponible a través de la plataforma streamming Disney +.
Francisco explicó su situación financiera al ser cuestionado por uno de los diez jóvenes con los que se reunió para conversar, y aseguró que, por el ejercicio de sus labores, no tenía una nómina ni recibía un salario fijo.
Según lo dicho por el papa, la compensación económica no le generaba preocupación, pues sus necesidades básicas estaban cubiertas por la Santa Sede; y, mencionó que sólo acudía a solicitar dinero cuando requería financiar algún gasto personal.
“A mí no me pagan nada. Yo cuando necesito plata (dinero) para comprarme zapatos, algo así, voy y la pido. Yo no tengo sueldo, y a mí eso no me preocupa porque sé también que me dan de comer gratis”, señaló.
Si tenía que hacer un gasto mayor, Francisco dijo que recurría a pedir ayuda a algunas personas que pudieran contribuirle, y cuando se enfrentaba a situaciones que requerían mayores recursos, como ayudar a causas sociales, los solicitaba al encargado de apoyos en el Vaticano.
“Cuando tengo que hacer un gasto un poco más caro, trato de no cargar a la Santa Sede y de pedir a algunos que me ayuden. Pero en general, el modo de vida es bastante honesto y de un empleado de medio nivel, quizá un poquito para abajo.
“Pero cuando me doy cuenta de una asociación que necesita ayuda (…) Cuando veo que hay que ayudar a alguien, ahí sí voy y pido al encargado de las ayudas”, dijo.
¿De dónde provienen los ingresos del Vaticano?
Durante su cargo, el papa Francisco se mostró austero y anunció varias reducciones en el gasto de la Iglesia. En octubre de 2024, informó un recorte en el salario para los cardenales de la Curia romana como medida de contención del déficit de la Santa Sede.
Los recursos económicos al servicio de la Iglesia “son limitados y deben gestionarse con rigor y seriedad para que no se desperdicien los esfuerzos de quienes han contribuido al patrimonio de la Santa Sede”.
Ante ello, “es necesario un mayor esfuerzo por parte de todos para que el ‘déficit cero’ no sea solo un objetivo teórico, sino una meta realmente alcanzable”, pidió el papa en una carta.
Además del patrimonio inmobiliario y los Museos Vaticanos, los únicos ingresos de la Santa Sede —que no tiene impuestos ni política monetaria—son las donaciones: las que envían cada año a Roma las Iglesias más ricas (Estados Unidos, Italia, Alemania, España y Corea del Sur) y las que ofrecen al papa los fieles de todo el mundo a través del llamado Óbolo de San Pedro.
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