Integrantes del Consejo Estatal de Bordadoras de Yucatán se reunieron en el Gran Museo del Mundo Maya para dar seguimiento al Plan de Salvaguardia del Bordado Maya Yucateco.
Con la firme convicción de proteger y revitalizar una de las expresiones más significativas del patrimonio inmaterial de Yucatán, integrantes del Consejo Estatal de Bordadoras se reunieron en el Gran Museo del Mundo Maya para dar continuidad al Plan de Salvaguardia del Bordado Maya Yucateco. La iniciativa, respaldada por la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta) y avalada por la UNESCO, busca garantizar la transmisión intergeneracional de este conocimiento ancestral y fortalecer su valor como fuente de identidad y desarrollo para las comunidades.
En esta sesión de trabajo participaron maestras bordadoras provenientes de municipios emblemáticos como Abalá, Dzán, Hoctún, Izamal, Maní, Muna, Oxkutzcab, Tahdziú, Teabo, Tekax, Tekit y Valladolid, quienes, además de portar un conocimiento transmitido por generaciones, representan la voz activa de las comunidades indígenas y rurales que preservan las tradiciones textiles del pueblo maya.
Durante el encuentro, se evaluaron los avances obtenidos en lo que va del año y se definieron las acciones estratégicas para la segunda mitad de 2025. Entre los temas centrales estuvo el fortalecimiento del bordado como alternativa económica local y la consolidación de mecanismos organizativos que aseguren su continuidad.

El bordado maya yucateco no solo es una técnica artesanal; es una manifestación viva de cosmovisión, historia y pertenencia. Cada puntada contiene narrativas ancestrales, símbolos sagrados, conocimientos sobre la naturaleza y estructuras de pensamiento que han sobrevivido por siglos. Su práctica, además, está ligada a la vida cotidiana y ceremonial de las comunidades: desde el huipil usado en festividades religiosas hasta los textiles domésticos que adornan los hogares o las piezas empleadas en rituales de paso.
Por ello, el bordado se considera un emblema cultural del pueblo maya yucateco. Es un arte que requiere tiempo, destreza, sensibilidad estética y conexión con la memoria colectiva. Frente al avance de prácticas industriales que replican digitalmente sus patrones, las bordadoras han expresado su preocupación ante la pérdida del valor simbólico, económico y social de su trabajo, situación que amenaza la continuidad del legado que representan.
Durante la sesión, la titular de Sedeculta, Patricia Martín Briceño, hizo un llamado a valorar lo hecho a mano y a reconocer el impacto que tiene esta práctica en la economía de las familias, sobre todo en zonas rurales e indígenas. Subrayó que el bordado no puede ser reducido a un mero diseño: es una forma de vida, un medio de expresión y una manifestación artística arraigada en la historia de Yucatán.
Por su parte, Fidencio Briceño Chel, director general de Museos y Patrimonio, destacó que el Plan de Salvaguardia busca integrar el bordado maya al Inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de México, una meta que permitiría acceder a mayores recursos, visibilidad y respaldo institucional para las artesanas.

El Consejo Estatal de Bordadoras forma parte del Renacimiento Maya, estrategia impulsada por el Gobierno del Estado que pone en el centro de las políticas culturales a las prácticas ancestrales como ejes de cohesión social, resistencia cultural y autonomía económica.
También estuvieron presentes en la reunión autoridades del Instituto Yucateco de Emprendedores (IYEM) y del Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), quienes analizaron propuestas para proteger los derechos de propiedad colectiva de las comunidades bordadoras y evitar el uso indebido de sus creaciones.
Con esta serie de acciones, las maestras bordadoras y las instituciones participantes ratifican su compromiso de seguir trabajando juntas para que el bordado maya yucateco no solo sobreviva, sino florezca en el presente como herencia viva del pueblo maya.

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