Hoctún, Yucatán, 17 de junio de 2025.– Lo que debía ser una jornada más dedicada a la enseñanza terminó en tragedia. José Aurelio N., de 29 años, y Cintia N., de apenas 24, perdieron la vida la mañana de este martes tras un fatal accidente ocurrido sobre la autopista Mérida–Cancún, en el tramo correspondiente al entronque de San José Oriente, municipio de Hoctún.

Ambos jóvenes maestros se trasladaban en motocicleta con rumbo a sus centros educativos, cumpliendo con su vocación de formar a las infancias yucatecas, especialmente en zonas rurales donde la presencia de docentes comprometidos es fundamental. Sin embargo, al incorporarse a la vía rápida, fueron violentamente impactados por un vehículo particular que circulaba con preferencia.

El choque fue devastador. Testigos en la zona alertaron de inmediato a los servicios de emergencia, pero a su llegada ya no había nada que hacer: los cuerpos de los educadores yacían sobre el asfalto sin signos vitales. Las lesiones provocadas por el impacto les arrebataron la vida de forma instantánea.

El conductor del vehículo involucrado resultó físicamente ileso, aunque sufrió una severa crisis nerviosa al comprender la magnitud del accidente. Autoridades de la Policía Estatal, elementos de la Guardia Nacional y personal de la Fiscalía General del Estado acudieron al lugar para realizar el levantamiento de los cuerpos, así como las diligencias correspondientes para el deslinde de responsabilidades.

La noticia ha conmocionado profundamente a la comunidad educativa y a la sociedad en general. José y Cintia eran reconocidos por su entusiasmo, entrega y amor por la enseñanza. Formaban parte del grupo de jóvenes profesionales que todos los días recorren largas distancias para llegar a sus escuelas, muchas veces en condiciones difíciles, motivados por su compromiso con el futuro de las nuevas generaciones.

Esta tragedia ha reabierto el debate sobre la seguridad vial en las carreteras de Yucatán, especialmente en los tramos donde convergen vehículos de alta velocidad con unidades ligeras como motocicletas, medio de transporte común entre maestros rurales.

Familiares, colegas y estudiantes ya han comenzado a expresar su dolor y consternación en redes sociales, destacando el legado humano y profesional que dejan estos dos educadores. Su vocación, aseguran, trascenderá más allá de las aulas, como ejemplo de servicio, esperanza y compromiso social.
José Aurelio y Cintia no eran solo víctimas de un accidente vial. Eran maestros, soñadores, pilares en sus comunidades. Hoy, Yucatán pierde a dos jóvenes con futuro, y gana dos nombres que serán recordados con gratitud y cariño por aquellos que alguna vez les llamaron “profe”.

Su comentario