Las capas de arena se ubican entre los mil 500 y 3 mil metros sobre el nivel del mar.
El conocido fenómeno del desplazamiento de nubes de polvo del Sahara hacia el continente americano se da entre los meses de junio a agosto. Pese a la intensidad de este movimiento, los especialistas afirman que no hay ninguna implicación importante o afectación a la salud para la región de Yucatán.
“Estas perturbaciones se originan desde la zona del desierto del Sahara debido a lo que nosotros conocemos como onda tropical sobre el chorro africano del este. El origen de estas ondas propicia desprendimientos de polvo a la atmósfera y estos desprendimientos de polvo empiezan a desplazarse hacia el oeste por los vientos alisios”, expresó en entrevista con La Jornada Maya, Ángel Aldair Felipe Hernández, meteorólogo del Centro Hidrometeorológico Regional de Mérida.
La mayor cantidad de polvo de Sahara que se registra en la atmósfera, se da entre la capa de mil 500 metros de altura, hasta unos 3 mil metros sobre el nivel del mar, por lo tanto, las afectaciones en la península de Yucatán son bajas. No obstante, sí es posible contemplar el efecto colorido de la luz que se refracta.
“Este polvo ocasiona una refracción diferente de la luz que proviene del astro rey, más allá de eso, los efectos en cuanto a actividades humanas y en cuanto a la salud suelen ser mínimos”.
El periodo de mayor influencia de este polvo sahariano se registra de junio a agosto, cuando inicia la actividad de las ondas tropicales. La presencia de este polvo, según las investigaciones de las últimas décadas, disminuye la aparición de tormentas significativas en las regiones por donde transita.
“La presencia de este polvo limita la aparición de tormentas significativas en la región donde este se encuentre, además de la disminución de la actividad ciclónica en las inmediaciones de la península de Yucatán, también afecta gran parte del océano atlántico tropical”.
A pesar de que este polvo afecta las corrientes de aire del océano Atlántico, no se tiene evidencia suficiente para concluir que ayude en la disminución de huracanes o tormentas en la región específica de la Península, aunque es bastante probable, afirma Ángel Aldair.
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