Con el aroma a tierra mojada y el ajetreo característico de estos días previos al Día de Muertos, Mérida se prepara para recibir a sus fieles difuntos.
En los panteones de la ciudad, un vibrante mosaico de colores y aromas envuelve las tumbas, mientras familias enteras se dedican a embellecer el último hogar de sus seres queridos.
La tradición del Hanal Pixán, o “comida de las ánimas”, es una de las más arraigadas en la cultura yucateca.
Durante el 1 y 2 de noviembre, se cree que los pixanes, espíritus de los difuntos, descienden a la Tierra para visitar a sus seres queridos y disfrutar de las ofrendas, que pueden ser comidas o bebidas favoritas preparadas por quienes los recuerdan, pero también para recibir los respetos pertinentes.
En los panteones de Mérida, la convivencia entre vivos y muertos ya se hace palpable. Las familias comparten anécdotas, risas e incluso lágrimas mientras recuerdan a sus seres queridos en el proceso de embellecer la última morada de aquellos que se adelantaron en el camino.
INCLUYE NIÑOS Y ADULTOS
Y no es una actividad reservada sólo para los adultos; en los camposantos, también desde estas fechas, llegan los niños llenos de curiosidad, escuchan historias y anécdotas de parientes que no conocieron, pero que, en voz de sus mayores, aprenden sobre la importancia de honrar a quienes ya no están.
El cementerio de Xoclán, junto con el General, es uno de los referentes en la capital del estado. En este punto del poniente de la capital yucateca, ya arriban las familias para realizar el mantenimiento correspondiente a estas fechas. Meridanos se encargan tanto de pintar como de remodelar las criptas.
Las hermanas María y Guadalupe Medina Soberanis son dos mujeres que cada año acuden en días previos para realizar los preparativos. En Xoclán se encuentra la última morada tanto de su padre como de su sobrino.
“Venimos antes o en el mero Día de Muertos. Primero compramos dulces para recordar a los niños, luego al día siguiente es para los grandes”, comentó María. Las hermanas Medina Soberanis también realizan rosarios en memoria de los fieles difuntos, y este año no será la excepción. Adelantaron que lo siguiente es llevar los respectivos arreglos florales a las tumbas.
“Acá celebraremos el 2 de noviembre a nuestros fieles difuntos. La ventaja es que este año sí están dejando bonito el cementerio; ya chapearon los pasillos, así que dentro de poco más de una semana los estaremos esperando”, señalaron.
David Nájera ya se ha preparado para las fechas que se avecinan; dio mantenimiento y pintura a la tumba, una actividad que realiza cada año, e incluso comentó que en ocasiones ofrece este servicio a personas que no tienen tiempo de hacerlo.
Don Gregorio Cervera prepara la tumba de su nieto fallecido, un menor. La última morada está llena de elementos para recordarlo: globos de helio, juguetes e incluso unos dulces forman parte de una ofrenda adelantada para el 1 de noviembre.
“Por mi parte, no espero los días cercanos al 1 de noviembre. Cada semana que descanso aprovecho para arreglar su tumba. Mi nieto fue un guerrero muy fuerte; lo comparo con Gokú, así que le pongo sus dibujos y pensamientos. Todas las semanas vengo a dejarle su jugo, sus dulces y sus juguetes”, compartió.
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