En su primer día de regreso al cargo, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que redefine el sexo en términos estrictamente masculinos o femeninos para documentos oficiales, como pasaportes, y políticas federales, incluyendo asignaciones en prisiones.
La medida impactará a personas transgénero, como los más de 2 mil 300 reclusos trans en prisiones federales, quienes podrían ser trasladados según su sexo asignado al nacer. Además, detendría la atención médica que afirma el género en esas instalaciones.
Organizaciones como Human Rights Campaign y la ACLU han advertido sobre posibles impactos legales y sociales, destacando que órdenes judiciales previas que garantizan tratamientos para reclusos trans siguen vigentes. Sin embargo, abogados reportan casos de mujeres trans en aislamiento o en proceso de ser trasladadas a prisiones masculinas.
La orden enfrenta probables desafíos legales, ya que genera tensiones en torno a derechos civiles y políticas de inclusión en Estados Unidos.
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